El 30 de Enero del 2008 a 12 millas de distancia del Puerto de Zorritos,
Provincia Contralmirante Villar (Tumbes) el Buque de la Armada Peruana
Supe, contratado por la empresa norteamericana BPZ Energy, explotó. En
el transcurrir de los días la información que los medios de comunicación
brindaban variaba y era harto imprecisa, las autoridades regionales y
nacionales minimizaban el asunto y la empresa BPZ Energy emitía
comunicados poco puntuales, hablando de un pequeño derrame de 40 metros
sin decir de que, ni mencionar nada sobre los tripulantes. Luego se
supo que lo ocurrido fue un derrame de petróleo y que había cerca de 13
heridos, miembros de la Marina de Guerra del Perú. Se decía entonces que
ya se había implementado un plan de contingencia y que el peligro de
contaminación era improbable. Aseveraciones que luego se verían
contradecidas por los hechos.
En uno de los sobrevuelos
efectuados por las autoridades y medios de comunicación se observó que
la mancha de petróleo tenía, para el 2 de Febrero, una extensión de 16
Km. de largo por 50 metros de ancho en dirección suroeste del punto de
origen. En un inicio la cifra de barriles era de 7500 y 13 heridos, con
el pasar de los días, los números cambiaron a 1300 barriles, pero se
confirmaba que habían 16 o mas heridos y la muerte de al menos 3
marinos. Al 9 de febrero se informó en RPP, de boca del Ingeniero Andres
Kostelac de GoeLab que el mar de Tumbes no corría peligro, que la
explosión había consumido casi todo el petróleo y que el daño ecológico
era insignificante, los responsables se echaban flores hablando de su
“oportuno” plan de contingencia y que si no fuera por este, el
“accidente” hubiera sido un desastre.
Por el contrario, a la
fecha de 3 de marzo las investigaciones paralelas a los resultados que
le lavan las manos a BPZ Energy, de la ONG ORCA dieron como primeros
indicios de la magnitud del problema: la alteración del PH acuoso en las
playas de Tumbes, así como la aparición de distintas especies varadas
en las orillas con signos de envenenamiento. Han pasado ya 5 meses de lo
sucedido en Tumbes y aun no hay informes concluyentes del asunto de
parte de las entidades correspondientes. Los medios de comunicación han
dejado de lado este importante hecho y los responsables siguen como si
nada hubiera sucedido. Se dictaminó el cese de actividades en la empresa
BPZ Energy hasta que se esclarezcan los hechos, pero impunemente ésta
sigue en sus labores argumentando que solo reparan sus instalaciones
después de la explosión, aunque dicha explosión no afectó a la
plataforma de extracción y fue lejos del puerto de partida. Se sabe que
el BAP Supe estaba en “sus últimos años de servicio” y aun así la
negligencia de esta empresa petrolera ha llevado a poner en riesgo la
integridad del rico y delicado ecosistema del litoral peruano: el mar
tumbesino, los manglares de Tumbes y el mar del norte piurano, así como
la salud de sus respectivos pobladores.
Es un insulto a la
soberanía nacional que empresas como ésta se vean favorecidas por la
política económica del gobierno, que firma tratados de libre comercio
con Estados Unidos para que sus compañías vengan acá a hagan y deshagan
lo que les da la gana con nuestros recursos y cuando se producen
situaciones como las del 30 de Enero, los involucrados no respondan a la
medida de la gravedad de los hechos. BPZ Energy tiene la obligación de
indemnizar al Estado, de gestionar medidas eficientes para preveer que
este derrame traiga efectos nefastos para el Perú y de generar
beneficios para la población del pueblo tumbesino. Al parecer el
compromiso de BPZ Energy no pasa de abrir una guardería en Zorritos,
utilizando un local de la municipalidad. El mar ha sido durante siglos
la cloaca del mundo y escenario de un sin fin de irresponsabilidades,
creo entonces que ningún derrame de petróleo puede ser menospreciado.
Articulo Escrito por FAkir Kumya Iskaywari, para la Revista Critica Abierta nº7, Agosto del 2008.
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