"Si la abeja desapareciera de la
superficie del globo, al hombre sólo le quedarían 4 años de vida: sin
abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres”. Albert
Einstein.
Existen muchas especies de mamíferos,
aves e insectos que junto a elementos naturales como el viento cumplen
la función de polinizar las flores y mantener sostenibles los distintos
ecosistemas con los que nos relacionamos, pero ninguno ha evolucionado
de manera especializada para llevar a cabo esta finalidad como las
abejas, el 80% de las especies vegetales necesitan de estas para ser
fecundadas, ahora esta labor vital podría verse interrumpida. Desde hace
más de una década en el hemisferio norte se vienen reportando bajas en
la población de estos insectos.
En el año 2007 se emitió un
informe indicando que en EE.UU. se volatizaron entre el 60% y 90% de las
colmenas en 27 estados, empezando por Florida solo en los primeros
meses de Otoño. Canadá, Alemania, Portugal, Suiza, Inglaterra, España,
Francia y Taiwán presentan similares situaciones de perdida, aunque
otros países de Europa y Asia no dejan de verse afectados. Latinoamérica
no escapa al problema, Argentina, mayor productor de miel del mundo,
seguido por México, ha visto caer su producción en un 27% los últimos
años. En la vida cotidiana una abeja pasa desapercibida o es repelida
por temor, pero su existencia ha sido y sigue siendo primordial para
muchas culturas en la historia del hombre. En nuestra sociedad actual no
escapamos a ese necesario vínculo, dependemos de varios productos y
subproductos de la miel, la cera, la jalea real, el propóleo y el
veneno. “Tres cuartas partes de los cultivos que alimentan a la
humanidad necesitan de las abejas” resume Bernard Vaisiére, especialista
en polinizadores en el Instituto Nacional de Investigación en Agronomía
de Francia.
El nombre con que se designa esta epidemia es:
“Síndrome del Colapso” que presenta varios agentes acumulativos que
conducen a la muerte o abandono total de las colmenas. Estos agentes
acumulativos son principalmente pesticidas como los distribuidos por
Bayer bajo las marcas: Gaucho, Merit, Admire, Confidore, Hachikusan,
Premise, Advantage los cuales se depositan en las flores, son recogidos
junto al polen y llevados a la colmena donde las abejas se ven atacadas
por los químicos que se filtran por todo el panal como también lo hace
la contaminación. El calentamiento global entre otras cosas ha provocado
temporadas de sequía en la mayoría de regiones que se ven afectadas por
el fenómeno, esto empeora el estado de nutrición de las abejas
haciéndolas vulnerables a enfermedades y virus. La inclusión de
transgenicos en el agro afecta de igual manera su dieta. La
industrialización de la apicultura, que transporta grandes cantidades de
colmenas para utilizarlas como maquinas de polinización en distintos
cultivos también promueve el contagio de enfermedades y la acumulación
de estrés. Otro ejemplo son las grandes extensiones de monocultivo como:
la de soja o el trigo entre otros, que generan mayor ganancia a los
agricultores pero no producen polen. Las emisiones electromagnéticas de
la creciente tecnología humana, como los celulares, afectan el vuelo de
las abejas impidiéndoles regresar a casa o designar al resto de obreras
la ubicación de las flores, todo junto y más, es el problema
La
comunidad científica aun no entrega una explicación concluyente con
respecto al “Síndrome del Colapso”. El debate continúa abierto pues como
se deja notar, corren riesgo fuertes intereses económicos para
construirte un mundo artificial, un mundo sin color.
Articulo Escrito por FAkir Kumya Iskaywari, para la Revista Critica Abierta nº8, Febrero del 2009.
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